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Cuando el Señor comienza a brillar, no sólo en tu interior, sino también en tu exterior, ahí es cuando el reino de Dios se hace visible a los hombres.
Hoy podemos ver a un mundo cristiano que vive de paredes o templos para dentro y debemos entender que Él es el que llevará a cabo la purificación de los pecados del mundo.
Hebreos 1.3 Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas
Juan 11.40 Jesús le dijo*: ¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?
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